HOMENAJE A MI PADRE "CHIQUITÍN"

Cuántas veces han preguntado por Juan José Salazar García. Y la respuesta ha sido: no lo conozco. Si se pregunta por “Chiquitín” Salazar, es fácil; vive en tal lugar, etc.
Le rendiré homenaje a mi padre, en primer lugar, contándoles que esta “chapa” de “Chiquitín” proviene de mi progenitor. En segundo lugar, muchas personas siempre se han imaginado que mi padre era de estatura chica. Les comentaré también que no fue así. Mi padre medía metro setenta, normal.
También pregunté y pregunté por lo de “Chiquitín” y resulta que la “chapa” provenía de que mi padre era el menor del grupo. ¡Y qué grupo! Integraban esta suerte de logia, varios personajes lambayecanos, entre ellos el “Chato” Héctor Aurich, Julio Rodriguez Leguía, Ricardo Ponce Berneachea, Amador Gonzales (padre del Dr Fernán), Salvador Mesones, Cristóbal Salazar, Luis Arbulú, el “Cabezón” Ugaz Berneachea, Castorino Torres (padre de “Kiko”, Maga y Cali), Nicanor Salazar Machuca, Carlos Usquiano (“Chalaquito”), Juan Aurich Bonilla, Augusto y Alejandro Guevara Usquiano.
¡Qué hacían y qué no hacían! Comían frito todos los domingos; espesado los lunes; celebraban los cumpleaños el día y la joroba, con guitarras, chicha y cañazo del bueno. ¡Qué manera de disfrutar la vida!
Mi padre también estuvo presente en la primera etapa de mi carrera política, cuando fui elegido alcalde por primera vez de mi tierra, Ferreñafe, Gerente y luego Presidente de la Corporación de Desarrollo de Lambayeque, Presidente de la Región Nor Oriental del Marañón y Presidente del Consejo Regional de presidentes, hasta el 5 de Abril de 1992, día del golpe de Fujimori.
Me dio siempre todo su apoyo. Me enseñó los principios de libertad y tolerancia, que me marcaron. Me obligó a estudiar en el Colegio Militar Leoncio Prado, “para que te hagas hombre y aprendas a conocer a tu país”. No lo entendí al principio. Cuando salí, en el año 1963, tenía claro que había logrado sus objetivos.
A mi padre le pude regalar mi graduación, también contra mi voluntad. Él ya había sufrido su primera operación de un tumor en el cerebro y mi voluntad era apoyarlo en el trabajo en los fundos que regentaba. Logró que termine mi carrera en la Universidad Agraria del Norte, universidad pública de Lambayeque. Y pensar que yo le decía que no necesitaba estudiar Agronomía. ¿Qué hubiera sido de mí sin la carrera? Más que teorías que aprender, la universidad te enseña a tener criterio.
No discutía mucho conmigo; me guiaba con el ejemplo; le gustaba la agricultura, trabajaba mucho. Mi padre me guiaba siempre con sus refranes, que los tenía a flor de labios para cualquier ocasión y que caían a pelo siempre: “El que pesa por arrobas, no se fija en medias libras” (cuando perdía el tiempo en reclamar pequeñeces); “por andar cuidando el cuy, dejas que se muera la vaca” (cuando a veces descuidaba los temas más importantes por andar liado en temas sin importancia); “las hojas secas nunca volverán a florecer; están muertas” (cuando añoraba lo que no tenia retorno); en fin. “En el campo todos los días aprendes algo nuevo; nunca des órdenes sin conocer a fondo la realidad, corres el riesgo que un caporal se ría por dentro de ti”, me decía.
A mi padre le hubiera gustado que estudie en el San José. No se pudo. No se consiguió matrícula y estudié en el Manuel Pardo, luego de salir del colegio Bulnes. Estudié en el Pardo hasta el segundo de secundaria. Pero, eso sí, mi padre me enseñó las grandezas del gringo Karl Weiss, su disciplina y sus castigos, sus viajes en tren desde Ferreñafe.
Cuando el año era malo para la agricultura y se perdía todo, recuerdo que mi padre se vestía con lo mejor de su ropero. “Cuando estés misio o con problemas, vístete lo mejor posible y pon la mejor cara”, reflexionaba. Cuando me robé a la que hoy es mi esposa, después de una primera reprimenda me dio la casa de campo en Bobadilla. Viví en ella los primeros años y me casé en la capilla del Fundo. ¡Qué feliz se sentiría al saber que el próximo año cumpliré 40 años de casado! Tengo cuatro hijos varones, Martín, Juan José, Adolfo y Boris y con mi esposa, Ana Mesones Carmona, estamos próximos a completar los once nietos.
El primer cigarro y la primera tranca, fueron después de que me había recibido, a los 21 años, valgan verdades, delante de él. Los primeros cigarrillos y la primera tranca de ron, fueron en la época del Leoncio Prado. ¡Qué diferencia con la actualidad!
Mi paso por el Municipio Provincial, en el primer período, le costó que la carretera Ferreñafe-Pítipo -proyecto que como alcalde había iniciado- iba a pasar por su propiedad. Él dio el primer paso: se dividió Cruz de Bobadilla, su fundo, en contra de su voluntad. “Pero, ni modo -me dijo-; si no lo hago yo, quién va a dar el primer paso”. Mi padre me enseñó mucho en la vida, a hacer las cosas de acuerdo a nuestra convicción y respetando a los demás.
Muchas de las veces que tomaba decisiones, o ejecutaba acuerdos, los regidores, consejeros regionales o asesores se sorprendían. Siempre me preguntaban: ¿Por qué lo haces así? La respuesta es que eso viene por la educación que uno recibe en casa; porque tenía que hacerlo. Sonriendo me decía: porque mi padre me enseño así, a hacer las cosas para bien, de acuerdo a nuestra convicción y respetando a los demás.
Mi padre, CHIQUITÍN, siempre está presente, cada día, no como mortal, sino en espíritu y legado, que junto a mis hermanos mantenemos vivo.
Jóvenes, he querido compartir con ustedes parte de mi vida; y espero que, así como yo, valoren mucho el esfuerzo de sus padres. Un abrazo fraterno para ustedes. Y para ellos.
Juan José Salazar García

1 Respuesta a " HOMENAJE A MI PADRE "CHIQUITÍN""

  1. Anonymous Dice:
    7 de julio de 2009, 18:56

    te felicito pero aun tienes una deuda pendiente con el pueblo de ferreñafe, ladron de mierda crees que la gente es estupida mal nacido hijo .........de mala madre tienes que pagar odo el daño quhas hecho a randes familias, a pobres a ricos la gente no es coguda la carcel te espera, saldra la noticia de los cocaleros falta poco adios ladron de 20 suelas y de la region lambayeque

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